Cada año vemos cómo la tecnología avanza, revolucionando aspectos que hasta hace décadas ni siquiera contemplábamos, como es el caso de la inteligencia artificial. Estas nuevas herramientas producen cambios que mejoran los procesos de aprendizaje y desarrollo al interior de las organizaciones.
Son muchas las empresas que se han sumado al llamado de las nuevas tecnologías, ya que son conscientes de los alcances que estas tienen y cómo van transformando la sociedad como la conocemos. Por ello, es necesario mantenerse a la vanguardia, conocer las nuevas corrientes y cómo estas logran potenciar las habilidades y competencias de los colaboradores, que al final del día son quienes mueven a las empresas.
Gracias a los avances tecnológicos podemos predecir las nuevas tendencias que van a generar protagonismo en el 2024, las cuales queremos que conozcas:
Una encuesta reciente de Deloitte muestra que el 85% de los ejecutivos de empresas quieren formas más ágiles de organizar el trabajo.
Mejorar la agilidad organizacional requiere aprendizaje continuo, el cual capacite a los colaboradores en las nuevas competencias que requiere la empresa y para afrontar las diferentes situaciones del mercado. De esta manera se puede responder positivamente a las nuevas circunstancias.
Los equipos de capacitación y desarrollo deben ayudar a que el aprendizaje sea oportuno. De este modo, los colaboradores pueden desarrollar habilidades que puedan reforzar sus perspectivas profesionales a futuro.
El mundo avanza cada vez más rápido, lo que obliga a las organizaciones a adaptarse a los cambios que se presentan. Por ello, no sorprende que la mejora y recapacitación de las habilidades sigan siendo una prioridad para las empresas.
Según LinkedIn, el 89% de los profesionales de formación y desarrollo, creen que el desarrollo proactivo de las habilidades de los colaboradores permite a las organizaciones navegar mejor en el futuro del trabajo. Algunas de las habilidades más buscadas son:
Estamos empezando a ver más empresas adoptando enfoques basados en habilidades según los roles, asegurando que los equipos de trabajo posean las competencias necesarias para desempeñar mejor sus funciones.
Algo a resaltar es que la mayoría de los colaboradores sienten entusiasmo por recapacitarse y aprender nuevas habilidades. El informe sobre la fuerza laboral del futuro de PWC encontró que el 74% de los trabajadores quieren desarrollar sus habilidades para seguir siendo útiles.
Las organizaciones pueden mejorar aún más sus iniciativas de desarrollo de habilidades implementando programas de reconocimiento o incentivos que recompensen a los colaboradores por su participación.
H3] 3. Experiencias de aprendizaje centradas en los colaboradores
El éxito de las iniciativas de formación y desarrollo de una organización dependen del tipo de experiencia de aprendizaje individual que reciban los colaboradores. Un enfoque en optimizar estos aspectos mejora la eficacia de los planes de formación.
Para lograrlo, las empresas deben fomentar el crecimiento individual y examinar el ciclo de vida de cada trabajador, desde la incorporación hasta la salida de este. Lo cual implica tomarse el tiempo de comprender la personalidad de cada uno de ellos, sus necesidades y desafíos específicos. El primer paso para conseguirlo es descubrir las preferencias de aprendizaje, aspiraciones profesionales y contribuciones potenciales a la organización.
La integración de los LXP favorece al aprendizaje continuo, la recapacitación y la capacitación centrada en los colaboradores. Todo esto es posible gracias a que ofrece una alternativa más beneficiosa que los métodos tradicionales.
Los LXP permiten a los trabajadores vivir experiencias de aprendizaje personalizadas, según sus habilidades, experiencia y conocimientos. Tales aportes brindan soluciones a los desafíos que enfrentan los equipos en sus lugares de trabajo.
Algunas investigaciones muestran la rápida expansión del mercado de LXP, que se estima se cuadruplicará de 508,5 millones en 2020 a más de 2 mil millones en 2026.
Los LXP ofrecen todas las herramientas necesarias para crear programas de formación y desarrollo modernos. Esto incluye combinar contenido de aprendizaje de diferentes fuentes, herramientas de creación nuevos materiales de aprendizaje, un mayor uso de datos y análisis para recomendar material relevante a cada colaborador y las herramientas necesarias para facilitar nuevas prácticas de capacitación y desarrollo.
Es de sorprender que, según el LPI, el 59% de los líderes de aprendizaje encuestados carecían de datos de capacitación y desarrollo para guiar sus prácticas. ¿Por qué es una sorpresa? Lo es porque llevamos más de una década “enfocada” en la formación basada en datos.
Sin embargo, se espera que en este 2024 esta brecha empiece a acortarse, dado el valioso aporte que ofrece integrar los datos HRIS a las plataformas de aprendizaje. Lo cual permite comparar los atributos demográficos y de las unidades de negocios con los datos de las plataformas de aprendizaje.
Adoptar los datos HRIS permite crear experiencias de aprendizaje personalizadas y más relevantes, ya que ayudan a identificar métricas cruciales para la formación de los colaboradores.
Hacer uso de los datos para mejorar los procesos de formación y desarrollo es una de las grandes ventajas que ofrece la tecnología. Sin embargo, esta dependencia también aumenta el riesgo de ataques cibernéticos.
La amenaza de que los piratas informáticos se infiltren en las redes de la empresa y retengan datos para pedir un rescate o los entreguen al público, continúa creciendo. La pandemia impulsó la transformación digital como no había visto antes, lo que llevó a los equipos de TI a adaptar rápidamente las redes corporativas y, sin darse cuenta, amplió la superficie de ataque de los ciberdelincuentes.
El año pasado se produjo una cantidad récord de ciberataques, con un aumento global del 38% en comparación con 2021. Las organizaciones deben adoptar nuevas prácticas de ciberseguridad para aprovechar los beneficios de la tecnología, sin temor a que los datos puedan llegar a ser vulnerados.
Las empresas con conciencia cibernética están explorando nuevas medidas de seguridad, cada vez más restrictivas, con el fin de proteger sus datos frente a usuarios no autorizados. Estas prácticas se centran en restringir el acceso solo a los usuarios necesarios y exigir una autenticación continua para todos los integrantes de la organización.
La llegada de ChatGPT estableció un hito que ninguna aplicación había logrado en toda la historia. Su lanzamiento generalizó la inteligencia artificial a niveles no esperados. Si bien, la IA ya se utilizaba en el mundo empresarial, incluyendo plataformas LXP, esta se encontraba en segundo plano.
Hoy en día encontramos una gran variedad de nuevos sistemas IA generativa disponibles para la industria de la capacitación y desarrollo. Sin embargo, la inteligencia artificial es una herramienta que también está ganando terreno en los lugares de trabajo, aumentando la productividad de los colaboradores.
Con la IA es posible aprender fórmulas de Excel, indicando lo que se desea lograr; obtener resúmenes de libros/trabajos de investigación; redactar especificaciones de trabajo para nuevos para nuevos roles en un equipo; ayuda a crear y mejorar evaluaciones de opción múltiple; y hasta generar ideas a partir de una solicitud.
El acceso a herramientas como CoPilot de Microsoft acelerará la forma en que trabajamos y redefinirá algunas habilidades que necesitamos aprender, a medida que la IA comience a comprender y ejecutar tareas en nuestro nombre.
El valor de un programa de formación se define por el contenido entregado a los colaboradores. El personal de formación y desarrollo dedica un tiempo considerable a investigar y producir material de capacitación para una empresa u ocupa un presupuesto para subcontratar el proceso, incorporando contenido genérico de otras compañías.
Por fortuna, para el 2024, las organizaciones contarán con nuevas fuentes de contenido de capacitación, tales como:
Lograr un equilibrio entre la vida laboral y personal suele ser un reto para los colaboradores. No conseguirlo provoca fatiga y agotamiento, que a su vez produce bajo rendimiento, ausentismo y, peor aún, renuncias. Para minimizar estas problemáticas, muchas empresas están buscando programas de bienestar que incluyen en los planes de formación, con el fin de reducir el estrés en el lugar de trabajo.
Cuando se brindan oportunidades de desarrollo más allá de las habilidades técnicas, centrándose en el bienestar y salud mental de los equipos de trabajo, incorporando programas sobre el manejo del estrés, pensamiento positivo, atención plena y gestión del tiempo. Se alcanzan beneficios como motivar a los colaboradores, aumentar la productividad, reducir las ausencias, fomentar la satisfacción laboral, mejorar la reputación de la compañía y retener a los talentos de la misma.
Leer: ¿Cómo fomentar la inteligencia emocional de los trabajadores?
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